Aférrate a Jesús

Mateo 9:18-22

… decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva (v. 21).

Me sentí mareada mientras subía por las escaleras del edificio de oficinas. Sorprendida, me aferré al pasamano porque todo parecía dar vueltas. 
Con el corazón latiendo a mil y las piernas flojas, di gracias de que el pasamano era firme. Los exámenes médicos mostraron que tenía anemia. Aunque la causa no era grave y mi salud se recuperó, nunca olvidaré lo débil que me sentí ese día.

Por esta razón admiro a la mujer que tocó a Jesús. No solo pasó entre la multitud estando débil, sino que también mostró fe al decidir acercarse a Él (Mateo 9:20-22). Tenía motivos para sentir miedo: la ley judía la consideraba inmunda, y al exponer a otros a su inmundicia, podía enfrentar problemas serios (Levítico 15:25-27). Pero pensar si tocase solamente su manto la mantuvo decidida. La palabra griega traducida «tocase», en Mateo 9:21, no es un simple toque, sino que tiene un significado más intenso: «aferrarse» o «apegarse». La mujer se aferró firmemente a Jesús porque creía que Él podía sanarla.

En medio de la multitud, Jesús vio su fe desesperada. Del mismo modo, cuando nos aventuramos con fe y nos aferramos a Cristo en nuestra necesidad, Él nos recibe y acude a ayudarnos. Podemos contarle nuestra historia sin temor al rechazo o el castigo. Jesús nos dice hoy: «Aférrate a mí».

De:  Karen Huang 

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