…una generación […] en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida… (vv. 15-16).
Lo primero que noté de la ciudad fueron las agencias de apuestas. Después, las tiendas de cannabis y para «adultos», y carteles gigantes de abogados oportunistas que hacían dinero con los contratiempos de otros. Aunque antes había visitado muchas ciudades sombrías, esta parecía aún peor.
Sin embargo, cambié de humor cuando hablé con un taxista al día siguiente. «Le pido a Dios que me envíe personas a las que quiere que ayude —dijo—. Adictos al juego, prostitutas, gente de hogares destruidos me cuentan llorando sus problemas. Detengo el auto. Escucho. Oro por ellos. Este es mi ministerio».
Después de describir el descenso de Jesús a nuestro mundo caído Filipenses 2:5-8, Pablo hace un llamado a los creyentes en Cristo. Al buscar la voluntad de Dios (v. 13) y aferrarnos a la «palabra de vida», el evangelio (v. 16), seremos «hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna […], en medio de la cual [resplandecemos] como luminares» (v. 15).
Christopher Dawson dijo que un creyente en Cristo solo tiene que vivir fielmente para cambiar el mundo, porque en esa clase de vida «está contenido todo el misterio de la vida divina». Que el Espíritu nos dé poder para vivir con fidelidad como hijos de Dios, reflejando su luz en los lugares oscuros del mundo.
De: Sheridan Voysey
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