Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor del Señor (v. 4).
Como muchos maestros, Carolina dedica muchísimas horas para calificar tareas y comunicarse con alumnos y padres hasta altas horas de la noche. Para sentirse apoyada, busca la camaradería y ayuda de sus colegas. Su desafiante tarea se hace más fácil con la colaboración. Un estudio reciente sobre educadores descubrió que la colaboración se incrementa cuando los que trabajan muestran humildad. Cuando los colegas están dispuestos a admitir sus debilidades, los demás sienten la tranquilidad de compartir sus conocimientos y ayudar eficazmente a todo el grupo.La Biblia enseña la importancia de la humildad, más allá de favorecer la colaboración. Tomar conciencia de quiénes somos en comparación con la belleza, el poder y la majestad de Dios, trae como resultado «riquezas, honra y vida» (Proverbios 22:4). La humildad nos lleva a vivir en comunidad de una manera fructífera para la economía divina, no solo para la del mundo, porque buscamos beneficiar a los que son como nosotros.
No tememos a Dios para obtener estos beneficios —lo que no sería humildad en absoluto—, sino para imitar a Jesús, que «se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo» (Filipenses 2:7). Así, podemos ser parte de un cuerpo que coopera humildemente para hacer la obra de Dios, honrarlo y llevar el mensaje de vida al mundo.
De: Kirsten Holmberg
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