Ojos para ver

Isaías 42:5-9

… te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos… (vv. 6-7).

Genevieve tenía que ser los «ojos» de sus tres hijos, todos con cataratas congénitas.


Dondequiera que los llevaba, en su aldea de la República de Benín, en África Occidental, sujetaba a uno de su espalda y sostenía el brazo y la mano de los otros dos, previendo peligros. En una cultura que considera que la ceguera es provocada por la brujería, Genevieve, desesperada, clamó a Dios por ayuda.

Entonces, un hombre de su aldea le contó sobre Mercy Ships, un ministerio que ofrece cirugías vitales en obediencia al modelo de Jesús de brindar esperanza y sanidad a los pobres. Preguntándose si podrían ayudar, los contactó. Cuando los niños se despertaron tras las cirugías, ¡podían ver!

La historia de Dios siempre ha consistido en acercarse a los sumidos en tinieblas y darles su luz. El profeta Isaías declaró que el Señor sería «luz de las naciones» (Isaías 42:6); que «[abriría] los ojos de los ciegos» (v. 7), no solo restaurando la vista física, sino también la visión espiritual. Y prometió sostener a su pueblo de la mano (v. 6). El Señor devolvió la vista a los ciegos y trajo luz a los que viven en oscuridad.

Si te sientes vencido por las tinieblas, aférrate a las promesas de nuestro Padre amoroso, mientras le pides que su luz te ilumine.

De:  Amy Boucher Pye


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