Huir de Dios

Jonás 2:1-10

… Desde el seno del Seol clamé, y mi voz oíste (v. 2).

Julie y Liz salieron en kayak por la costa de California para ver ballenas jorobadas, las cuales se conocen por su actividad cerca de la superficie, lo que las hace fácil de detectar. Las dos mujeres se llevaron la sorpresa de su vida cuando una ballena apareció justo debajo de ellas. Un espectador grabó el encuentro, donde la gran boca de la ballena atrapaba a las mujeres y su kayak. Después de desaparecer brevemente bajo el agua, las mujeres escaparon ilesas.

Su experiencia brinda una perspectiva del relato bíblico sobre Jonás, que es tragado por un «gran pez» (Jonás 1:17). Dios le había indicado que predicara a los ninivitas, pero como estos habían rechazado a Dios, Jonás pensaba que no eran dignos de su perdón. En vez de obedecer, huyó en un barco. Dios envió una tormenta peligrosa, y arrojaron a Jonás al agua, pero el Señor proveyó una forma de preservarlo de una muerte segura.

Jonás invocó al Señor y Él lo oyó (2:2). Después de admitir su error y expresar su alabanza y reconocimiento por la bondad de Dios, el pez lo vomitó «en tierra» (v. 10).

Por la gracia de Dios, cuando reconocemos nuestros errores y creemos en el sacrificio de Jesús, se nos perdona de la merecida muerte espiritual y experimentamos nueva vida por medio de Él.

De:  Kirsten Holmberg

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