Dios está con nosotros en los tiempos difíciles


La Biblia es pertinente para cada situación. Aunque probablemente los detalles de nuestras circunstancias difieran de los descritos en la Biblia, la Palabra de Dios sigue siendo válida. 


Por la vida de José tenemos una idea de lo que significa tener a Dios con nosotros en los tiempos difíciles. Primero: la fe del joven se fortaleció; esto lo ayudó a poner la fidelidad a Dios por encima de su bienestar personal. Por ejemplo, cuando la esposa de Potifar intentó seducirlo, él se negó, diciendo que no pecaría contra Dios (Gn 39.9).

Segundo: la presencia del Señor hizo que a José le fuera bien donde estuvo: como esclavo en la casa de Potifar, y como reo en una cárcel extranjera. En ambas situaciones, quienes tenían el control reconocieron que el favor de Dios estaba con José. Por tanto, le dieron gran autoridad y responsabilidad (Gn 39.3, 4, 21, 22).

Tercero: en tiempos de sufrimiento, José aprendió lecciones invalorables que le prepararon para el futuro. Como esclavo y prisionero, aprendió la manera de manejar las responsabilidades, los detalles de la cultura egipcia, y la importancia de dar a Dios el primer lugar.

Una bendición adicional fue la oportunidad de ser testigo del poder y de la suficiencia del Señor. Cuando fue traído ante Faraón para interpretar su sueño, José dijo que él no podía hacerlo, pero Dios sí (Gn 41.16).


Podemos ver crecer nuestra fe al confiar en nuestro Padre celestial como lo hizo José. Cuando damos a Dios el lugar que le corresponde, su presencia nos fortalece para resistir la tentación. Entonces, también nosotros estaremos preparados para hacer la obra del reino y listos para proclamar su grandeza.


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