8 Por la fe Abraham, siendo
llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y
salió sin saber a dónde iba. 9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra
prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob,
coherederos de la misma promesa; Hebreos
11.8, 9
En las pruebas, el Señor nos enseñará nuevas y más
profundas verdades en cuanto a Él, sus propósitos y sus promesas. Aunque en
tiempos de sufrimiento sentimos que hemos llegado al límite, esas dificultades
están destinadas siempre para nuestro beneficio.
Desde la perspectiva humana, los tiempos de prueba
pueden ser desconcertantes, porque no entendemos cómo pueden resultar para
bien. Pensemos en la orden que dio Dios a Abraham de sacrificar a Isaac, su tan
largamente esperado hijo. El punto de vista terrenal de Abraham pudo haber
considerado como:
Absurda.
“Yo amo a mi hijo por encima de todo. ¿Cómo puedes pedirme esto?”
Inapropiada.
“¿Por qué ahora, Señor? Mi hijo es todavía joven. Él es por medio de quién han
de venir mis descendientes”.
Injusta.
“No es justo que me pidas esto. ¿No dejé mi tierra y mi familia para
obedecerte?”
Insoportable.
“Esto es demasiado difícil para mí. No podré soportar ese dolor”. Pero Abraham
confió en Dios, y la prueba reveló la inquebrantable fidelidad de Abraham al
plan del Señor.
Gracias a que Dios sabe qué circunstancias nos
ayudarán a crecer, nos pide que tengamos fe y decidamos hacer su voluntad.
Recordar su amor infinito y su fidelidad plena, nos ayudará a lograrlo.
Imaginémonos el gozo de Abraham cuando el Señor
proveyó un carnero como sacrificio en reemplazo de Isaac. Nosotros recibiremos
la misma recompensa del gozo espiritual si permanecemos firmes.
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