31 Dijo entonces Jesús a
los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra,
seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os
hará libres. Juan 8.31, 32
Dios desea lo mejor para cada uno de sus hijos,
pero, a veces, nos quedamos atrapados en hábitos, pensamientos y sentimientos
negativos que interfieren con sus planes para nosotros. Pero el pasaje de hoy
nos muestra la salida: si permanecemos en la Palabra de Dios, conoceremos la
verdad que nos libera de todo lo que nos mantenga en la esclavitud.
Permanecer en la Palabra significa leerla
constantemente y aplicarla a nuestra vida. Entonces sabremos lo que Dios dice,
y podremos darnos cuenta de las trampas que amenazan con atraparnos. Además,
comprenderemos mejor los beneficios que acompañan nuestra salvación, que nos
permiten permanecer firmes para no ser engañados. Estos beneficios son:
Posición.
Por la fe en Jesucristo, hemos establecido una relación personal con Dios.
Ahora, como sus hijos, tenemos acceso directo a su trono, juntamente con la
seguridad de que Él escuchará nuestras oraciones.
Provisión.
Dios nos ha dado su Palabra para guiarnos y alentarnos.
Promesas.
Por confiar en las magníficas promesas que Él nos ha dado, “[llegamos] a ser
participantes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que
hay en el mundo” (2 P 1.4).
Protección.
Al andar en obediencia a Cristo, Él nos fortalece y protege para que no
caigamos en las trampas de Satanás (2 Ts 3.3).
El primer paso para vivir en libertad es reconocer
cualquier pecado, actitud o sentimiento negativo que esté dominando nuestra
vida. Después, aferrarnos a la verdad de las Sagradas Escrituras, y clamar por
fe las promesas y la ayuda de Dios.
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