17 Esto, pues, digo y
requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la
vanidad de su mente, 18 teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la
vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;
19 los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la
lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. 20 Mas vosotros no
habéis aprendido así a Cristo, 21 si en verdad le habéis oído, y habéis sido
por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. 22 En cuanto a la
pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a
los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24 y
vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la
verdad. Efesios 4.17-24
Para llegar a ser siervos poderosos de Dios,
debemos escoger entre vivir conforme a las prioridades de Él o a las del mundo,
pues ellas son incompatibles.
Antes de ser salvas, las personas viven normalmente
de acuerdo con los deseos de la carne, placeres, diversiones y cosas
materiales. Para promover la autogratificación el mundo enseña que cada quien
es dueño de su propio universo y que podemos decidir qué es correcto o no.
Pero nuestro Salvador nos dice precisamente lo
contrario; nos ordena poner primero a Dios. El Señor nos manda a amarle con
todo nuestro corazón y toda nuestra alma, a negarnos a nosotros mismos, y a
seguirle (Mt 16.24). En vez de motivarnos a adquirir dinero y posesiones, Él
nos dice que dar proporciona muchas más bendiciones que recibir (Hch 20.35).
¿Cómo podemos saber que nos estamos volviendo
espiritualmente más fuertes? Primero, porque nos atraerán menos las prácticas
impías del mundo, y anhelaremos ser más como Jesús. Segundo, porque
comenzaremos a cambiar los hábitos pecaminosos por actividades que agradan al
señor. Tercero, porque comenzaremos a comprender mejor las verdades bíblicas y
a aplicarlas en nuestra vida. Por último, porque nuestro discernimiento
espiritual será mejor. Con la ayuda del Espíritu nos resultará más fácil
identificar las ideas y las conductas pecaminosas.
¿Quiere usted llegar a ser poderoso en espíritu? Si
es así, dedique tiempo a la lectura de la Biblia y descubra lo que es importante
para Dios. Pídale al Señor que le transforme en la persona que Él quiere que
usted sea.
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