¿Quién soy yo?

1 Crónicas 29:14-20

Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes?… (v. 14).

Como miembro del equipo de liderazgo de un ministerio local, parte de mi tarea era invitar personas a unirse a nosotros como líderes de grupos de debate, describiéndoles el tiempo que les llevaría y bosquejando la manera de comprometerse con los participantes, tanto en las reuniones como con llamadas telefónicas. 


No me gustaba imponer condiciones a la gente, ya que sabía el sacrificio que implicaba. Sin embargo, a veces me sorprendían sus respuestas: «Sería un honor». En lugar de citar razones para negarse, describían la gratitud a Dios por todo lo que Él había hecho en sus vidas y su deseo de retribuirlo.

Cuando llegó el momento de proveer recursos para la construcción de un templo para Dios, David respondió de manera similar: «¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes?» (1 Crónicas 29:14). Su generosidad era impulsada por gratitud ante la participación de Dios en su vida y en la del pueblo de Israel. Su respuesta refleja su humildad y el reconocimiento de la bondad de Dios hacia «extranjeros y advenedizos» (v. 15).

Dar nuestro tiempo, talentos o dinero para la obra de Dios refleja nuestra gratitud a Aquel que nos ha dado todo. Lo que tenemos viene de su mano (v. 14), y en respuesta, se lo devolvemos agradecidos.

De:  Kirsten Holmberg 

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