El corazón alegre constituye buen remedio… (v. 22).
Todos los días durante tres años, Colleen ha usado un disfraz o máscara diferente para saludar a sus hijos cuando bajan del autobús al volver de la escuela. Esto ilumina a todos en el autobús, incluso el conductor, que dice: «Alegra tanto a los niños en mi autobús. Es asombroso. Me encanta». Los hijos de Colleen coinciden.
Todo comenzó cuando ella empezó a acoger a niños. Sabiendo lo difícil que es ser separado de los padres y asistir a una nueva escuela, decidió recibirlos disfrazada. Después de tres días, no querían que dejara de hacerlo. Entonces, continuó. Implicó una inversión de tiempo y dinero, pero como lo describe la reportera Meredith TerHaar, trajo un «resultado invalorable: felicidad».
Un breve versículo en medio de un libro de sabiduría y agudo consejo del rey Salomón a su hijo resume tal resultado: «El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos» (Proverbios 17:22). Al dar alegría a todos sus niños (biológicos, adoptados y acogidos), esperaba evitar que sus espíritus se destruyeran.
Dios es la fuente del gozo real y duradero (Lucas 10:21; Gálatas 5:22). El Espíritu nos capacita para reflejar la luz de Dios al intentar generar gozo en otros; un gozo que da esperanza y fortaleza para enfrentar las pruebas.
De: Alyson Kieda
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