El corazón de Dios para todos

Mateo 11:27-30

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados… (v. 28).

Dan Gill, de nueve años, llegó con su amigo Archie a la fiesta de cumpleaños de un compañero de escuela. Sin embargo, cuando la madre del cumpleañero vio a Archie, que era negro, le negó la entrada. Abatido, Dan le dio los regalos a la mujer y volvió a casa con Archie, mientras el dolor del rechazo a su amigo le ardía en el corazón. 

Ahora, décadas más tarde, Dan es un maestro de escuela que deja siempre una silla libre en su salón de clases. Cuando los alumnos preguntan por qué, explica que es un recordatorio de que «siempre debe haber lugar en el salón para todos».

En la vida de Jesús, vemos un corazón para todas las personas: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar» (Mateo 11:28). Esta invitación parece contradecir el alcance del ministerio de Jesús, que era «al judío primeramente» (Romanos 1:16). Pero el regalo de la salvación es para todas las personas que pongan su fe en Jesús. Esto es «para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia», escribió Pablo (3:22).

Entonces, nos regocijamos en la invitación de Cristo para todos: «Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas» (Mateo 11:29). A todos los que buscan su descanso, Él los espera con el corazón abierto.

De:  Patricia Raybon

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