Dios solo puede satisfacer

Génesis 25:29-34

… mientras Jacob preparaba un guiso, Esaú regresó [y] le dijo a Jacob: —¡Me muero de hambre!… (vv. 29-30 NTV). 

A un hombre le entregaron en su casa comida por mil dólares, pero no estaba por tener una fiesta. En realidad, él no había hecho ese pedido, sino su hijo de seis años. ¿Cómo fue? El padre lo había dejado jugar con su teléfono y el niño lo usó para pedir platos caros de varios restaurantes. «¿Por qué hiciste eso?», le preguntó el padre, mientras el niño se escondía bajo el cobertor. El niño respondió: «Tenía hambre». Su apetito e inmadurez lo llevaron a un costoso resultado.

El apetito de Esaú le costó mucho más que mil dólares. La historia en Génesis 25 lo describe exhausto y desesperado por comida. Le dijo a su hermano: «Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado» (v. 30). Jacob respondió pidiéndole su primogenitura (v. 31), la cual incluía su lugar especial como hijo mayor, la bendición de las promesas de Dios, una doble porción de la herencia y el privilegio de ser el líder espiritual de la familia. Cediendo ante su apetito, Esaú «comió y bebió» y «menospreció […] la primogenitura» (v. 34).

Cuando deseamos algo y somos tentados, en lugar de permitir que nuestros apetitos nos lleven a errores y pecados costosos, acudamos a nuestro Padre celestial, el único que «llena de bien» al alma hambrienta (Salmo 107:9).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Wikipedia

Resultados de la búsqueda