Dios bendice a los que soportan con paciencia las pruebas y las tentaciones (v. 12).
Una niña de doce años estaba preocupada porque llegaría tarde a su carrera de 5 kilómetros.
Su ansiedad la llevó a salir con el grupo equivocado de corredores, que participaban de la media maratón (¡21 kilómetros!). Después de 5 kilómetros, cuando la línea de llegada no se veía por ninguna parte, se dio cuenta de que estaba en una carrera más larga y difícil. En lugar de abandonar, siguió corriendo. La maratonista por accidente completó su carrera y llegó en el lugar 1.885 entre 2.111 competidores. ¡Eso sí que es perseverancia!
Mientras sufrían persecución, muchos creyentes en Jesús del primer siglo querían abandonar la carrera por Cristo, pero Santiago los animó a seguir corriendo. Si soportaban las pruebas con paciencia, Dios prometía una doble recompensa (Santiago 1:4, 12). Primero, «la paciencia [tendría] su obra completa», para que fueran «perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna» (v. 4). Segundo, Dios les daría la «corona de vida»: la vida en Jesús sobre la tierra y la promesa de estar en su presencia en la venidera (v. 12).
Hay días en que la carrera cristiana no parece ser en la que nos inscribimos… sino más larga y más difícil de lo que esperábamos. Pero como Dios provee, podemos perseverar y seguir corriendo.
De: Marvin Williams
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