Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede Mateo 5:37.
En la obra clásica de J. R. Tolkien, La comunidad del anillo, cuando Gandalf confronta a Saruman, queda claro que este había abandonado lo que supuestamente debía hacer: ayudar a proteger Tierra Media del poder de Sauron, el ser maligno. Y no solo eso, ¡se había aliado con Sauron! Entonces, los examigos entablaron una batalla épica del bien contra el mal. ¡Si tan solo Saruman no se hubiese dado por vencido y hecho lo que sabía que era correcto!
El rey Saúl también tuvo problemas respecto a darse por vencido. En una ocasión, acertadamente «había arrojado de [Israel] a los encantadores y adivinos» (1 Samuel 28:3). Bien hecho, porque Dios había declarado que incursionar en lo oculto era «abominación» (Deuteronomio 18:9-12). Pero cuando Él no respondió su ruego sobre cómo enfrentar a un enorme ejército filisteo, Saúl cedió y dijo: «Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que yo vaya a ella» (1 Samuel 28:7). ¡Esto sí que es un cambio total! Saúl falló al ir en contra de su propio decreto, que sabía que era lo correcto.
Mil años después, Jesús dijo a sus discípulos: «sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede» (Mateo 5:37). En otras palabras, es vital que sigamos comprometidos a obedecer a Cristo. No nos demos por vencidos.
De: Tom Felten
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